Mascarada Costarricense: Tradición que nos da una identidad de base pluricultural


La mascarada costarricense forma parte de una tradición popular de Costa Rica, dicha tradición posee raíces desde las épocas coloniales del país y continúa en constante crecimiento, los distintos personajes representados en las máscaras que acompañan a las cimarronas reciben el nombre de mantudos o payasos y se caracterizan por pasearse por las calles de los pueblos durante las diversas festividades populares religiosas y de turnos.


De dónde proviene la tradición de la mascarada costarricense y por qué se ha vuelto parte de nuestra cultura? Parece ser que su origen se remonta desde las prácticas festivas coloniales que tuvieron una función social dentro de estos grupos, para ellos la máscara significaba un objeto ceremonial que se utilizaba para identificarse con seres naturales (humanos o animales).


"La máscara se valora como uno de los elementos más importantes de la transformación del ritual chamánico.

La característica más importante del uso de la máscara es la creencia de que el individuo  que la utiliza se considera cambiado en el personaje que encarna”.


Carlos H. Aguilar Piedra



Con influencia de comunidades indígenas autóctonas da origen a esta tradición un carácter multicultural. Los payasos y las mascaradas son una costumbre muy arraigada de nuestro pueblo. La celebración más antigua es conocida como "La Fiesta de los Diablitos" En la comunidad de Boruca este festejo da inicio el 30 de diciembre y concluye el 2 de enero y representa la lucha de los indígenas contra el dominio español.


La primera mascarada propiamente costarricense  fue organizada el 2 de agosto del 1824 en celebración a la Virgen de Los Ángeles, gracias a Rafael “Lito” Valerín; la tradición narra que una vez en su labor encontró un baúl antiguo donde se guardaban unas máscaras de origen español, y desde ese momento despertó el interés por crear y le dio vida a la primera Giganta. 



Es de interés recalcar que la tradición de las mascaradas no siempre se mantuvieron activas a causa del terremoto de Cartago en 1910, pero gracias a Jesús Valerín hijo de “Lito” en 1912 en forma de levantar los ánimos de la provincia organizó uno de los primeros carnavales de mascaradas en dicha ciudad. En el año 1960 las mascaradas costarricenses desaparecieron y durante muchos años estas tradiciones se mantuvieron en el silencio, fue hasta 1999 gracias al apoyo del Colegio Universitario de Cartago la tradición volvió a surgir en la provincia.



Por otro lado, como dato adicional en forma de preservar la tradición el hijo de “Lito” entregó moldes de máscaras a los hermanos Freer, quienes preservaron por años la tradición y las llevaron por primera vez a las fiestas de Zapote en la provincia de San José.



En diciembre de 1996  el Gobierno de la República aprobó el Decreto Ejecutivo Nº 25724 que declaró el 31 de octubre el Día Nacional de la Mascarada Tradicional Costarricense, con el objetivo de promover las manifestaciones culturales y consolidar la identidad cultural del costarricense.



Desde el inicio de la tradición en la provincia de Cartago, estas se empezaron a expandir a diferentes zonas del país, cantones que se han encargado de mantener viva la celebración como Escazú, Aserrí, Barva, Desamparados y Alajuelita. Y también gracias a los mascareros y artesanos que siguen fabricando y manteniendo en vida una celebración tan importante que le ha dado al país una identidad única y de gran valor cultural al país.






Elaborado por:

Alexandra Pereira Alemán


Referencias:

Mascaradas

Video

Máscaras, Mascaradas y Mascareros



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